En el post anterior analizamos porqué las certificaciones TIER son fundamentales a la hora de elegir el data center en el que confiar nuestros datos, aplicaciones y recursos. Pero no solo es importante conocer lo que implican, si no la clasificación de la certificación TIER.
Cada clasificación cumple una función y criterios específicos para la organización, estos van relacionados con la energía, refrigeración, mantenimiento y capacidad de soporte de fallos (Fault Tolerance). Cada TIER incorpora y aumenta los requerimientos y beneficios del anterior.
Niveles de clasificaciones TIER:
- Tier I, Capacidad Básica: este nivel proporciona una infraestructura dedicada para los equipos relacionados a los sistemas de IT. Está preparado para mitigar cualquier contratiempo en la energía eléctrica. Además, cuenta con un equipo de refrigeración conectado 24/7 y un generador que proporcione la energía necesaria ante cortes de suministro prolongados en el tiempo.
- Tier II, componentes con Capacidad de Redundancia: toda su instalación incluye equipamiento y componentes para energía eléctrica y enfriamiento que permitan mantener un margen más alto de seguridad frente a incidentes. Estos incluyen módulos de UPS (Sistema de Alimentación Ininterrumpida), refrigeradores y generadores redundantes.
- Tier III, mantenimiento Concurrente: esta categoría no permite ningún evento de apagado o desconexión de la energía eléctrica para remplazo o mantenimiento de equipos. Para que el Data Center puede seguir su actividad sin ninguna interrupción se agrega una ruta de redundancia para todos los componentes críticos del TIER II. Esto consigue que los componentes necesarios para mantener el entorno se puedan apagar y mantener sin impacto en las operaciones TI.
- Tier IV, Fault Tolerance: certifica que los data centers cuentan con el nivel más alto de confiabilidad y seguridad para cumplir con los requerimientos de disponibilidad. Se construyen en base a los requerimientos de Tier III agregando el Fault Tolerance (tolerante a fallos). Por ello si hubiese un fallo de sistema o de cualquier tipo, sus efectos no afectarían de ninguna manera a las operaciones de TI. Incluye los fallos relacionados con la energía eléctrica.
Cualquier organización que opte por la certificación Tier I o Tier II no debe prestar mucha atención a la prestación de productos y servicios en tiempo real en la mayoría del ciclo de la organización. Por otro lado, si es necesario focalizarse en requerimientos rigurosos de disponibilidad para operar online y viabilidad a largo plazo, se debería optar por las certificaciones Tier III y Tier IV.